Y esto es en lo que ¿pierdo el tiempo? cuando no estoy perdiendo mi tiempo

sábado, 4 de octubre de 2008

¿SEGUNDA ENTRADA?

Primero: ¿por qué elegí ese título? además ¿lo elegí yo o él me eligió a mí? porque de seguro alguien ya lo abrá usado antes en algún lugar del mundo y en esencia ya existía y quizás sólo decidió aparecerse en mi "blog" ¿o quizás no? jajajaja. Pero bueno, volviendo a lo que nos compete o me compete, o nos compete porque el que lee quizás Y SÓLO QUIZÁS está interesado también en saber lo que se va a escribir; entonces volviendo (jajaja) a la explicación del origen de este título, quizás fui un poco caprichoso al escribir este título de esta manera. Digo caprichoso porque pensaba en una manera de escribir segunda entrada -como dije que quizás lo iba a hacer- sin escribir segunda entrada en todo el sentido que pudo haber tenido-también pude haberlo escrito en otro idioma y el efecto hubiese sido similar jajaja-y se me ocurrió el no tan sugestivo título "¿segunda entrada?" y me pregunto, ¿mi capricho se habrá cumplido?... Es decir, ¿he logrado mi cometido de no guardar aquella "pulcritud" u "orden" que generalmente caracteriza un sometimiento a los estándares o cánones de la literatura, o en otras palabras conseguido lograr cierta "espontaneidad" o "sorpresa" o aunque sea "no-linealidad" (aún cuando las tres son suceptibles de debate pues existe un acto deliberado en el título obviamente); y al mismo tiempo y de manera quizás implícita -o no tanto- conservar aquel tinte suerte de guión o por último de vestigio cronológico y/o evolutivo (si es que puede haber evolución en el sinsentido) requerido para dejar "testimonio" -causado quizás por esa necesidad innata del ser humano de tener un trasfondo temporal para medir su existencia- de lo que fue? La verdad no sé si lo he logrado, pero he de admitir que me encuentro conforme porque he sabido -aunque quizás de manera muy precaria- serle fiel a por lo menos mi DESEO-OBLIGACIÓN de poner algo y otro algo al mismo tiempo al título de esta entrada.
Con esto último (DESEO-OBLIGACIÓN) quizás termino esa primera parte de esta ¿segunda entrada? y me valgo de ello mismo para comenzar lo que se hizo inevitable desde hace ya mucho tiempo...
Segundo: Sobre el deseo-deber. Interesante lo que se nos avecina conforme avanzamos -yo escribiendo y tú leyendo por supuesto-, y más que interesante yo diría descomunal (mas lo descomunal no peca de ser aburrido así que digamos que llamativo y colosal en un mismo nivel). Y digo descomunal porque ¿quién suficientemente pensante para analizar la naturaleza, origen, consecuencia, peso, etc del acto humano y su relación con el deseo-obligación como yo? jajaja en realidad no, ni yo ni nadie podrá jamás siquiera concebir algo tan extenso como aquello, y yo no más (un ecuatorianismo delicioso para el caso) me batiré en un intento -que espero no sea tan vago como el de digamos escribir un título lo suficientemente apropiado para este segundo blog- para siquiera rasguñar a aquel monstruo grande e ininteligible que es el acto humano. Entonces a lo nuestro compañeros no sin antes recordarles que cualquier sugerencia, acotación, opinión, aporte, etc. que puedan colaborarme respecto a este tema en el que, a pesar de haber incursionado por largas noches y días, sea en solitario o en diálogo, soy un novato aún, siempre será recogida con el mayor de los agrados, aún para mis "envidiosos" detractores (jajaja si es que algún día seré lo suficiente bueno como para tener enemigos -recordemos que aquellos que tienen enemigos los tienen por la grandeza [o torpeza extrema a la que espero no caer si no es demasiado grande] de sus actos, palabras, ideas, etc. suficientemente buenos también como para que me respondan y me liberen quizás de un somnoliento equívoco), pero bueno, volvamos. Entonces aquí es cuando quizás por incapacidad propia recurro a la retórica (y lo seguiré haciendo), o sólo porque me gusta más que el discurso lineal y parsimonioso, para tratar de abordar aunque sea de manera muy superficial esta relación acto deseo-obligación o deseo-deber. He aquí la primera pregunta (de una infinidad de posibles potenciales) no digamos por importancia, mas porque me parece sino la punta de la cola del "monstruo" una de sus vértebras a lo menos: ¿Existe una diferencia entre lo que se desea hacer y lo que se debe hacer (no porque alguien más o el mundo "lo obligue", sino por uno mismo, entonces mejor dicho lo que uno siente que tiene que hacer)? Esta pregunta sin duda no tendrá una sola respuesta y además cada una de ellas dependerá del sujeto que se la haga a sí mismo y además de las circunstancias de dicho sujeto, pero trataré -y de seguro fallaré en ello pues no me podré desapegar de mi individualidad hasta el día de mi muerte- de que la "respuesta" sea lo menos sujeta a interpretaciones subjetivas o equívocos relativistas de la siguiente manera. Trataré de eliminar algunos potenciales hipotéticos que se pueden derivar de la pregunta al tratar de distinguir el "deseo de hacer" y el "deber hacer" al sólo encargarme de la medida de "su magnitud" y no de su significado intrínseco. Ahora "¿A qué magnitud te refieres?" podrías preguntarme, y bueno para aquellos que lo hicieron, con magnitud me refiero a el nivel de "necesidad" de realizar dicho acto. Para ilustrarlo digamos lo siguiente y tratemos de analizar el nivel de "compromiso" o "decisión" o "importancia" en las siguientes ideas: 'Deseo encontrar el amor' y 'Tengo que encontrar el amor'. Y de aquí partiremos a los "debates" -que en esta primera aproximación son de carácter monológico pero que espero que con tu ayuda lector se tornen dialógicos [a lo sócrates pero yo soy más novato en esto de pensar que él y además podrías tú darme una lección finalmente]- que puedan surgir respecto a estas dos proposiciones que para algunos serán equivalentes y para otros simplemente parecidas pero de pesos diferentes. Yo trataré de argumentar en ambos puntos de vista y el lector decidirá cuál es más o menos apropiado -y hasta quizás vislumbre cuál es mi inclinación por falta de argumentos o sobra de ellos en uno u otro punto de vista-. "Deseo encontrar el amor" y "Tengo que encontrar el amor" ¿Cuán diferentes podrán ser estas dos frases? Hmmm, habría que examinar la distinción entre desear algo y tener que hacer ago. Ojo antes de analizar el carácter del "tengo" debo recalcar que omito todos los casos en que la fisiología u otras causas mayores -externas- hacen de este término un término absoluto (es decir puedes no desear comer, pero si quieres seguir vivo, tienes que comer, deséeslo o no -y en cierta forma lo desearías indirectamente porque deseas estar vivo, o si no no comerías, pero eso o lo analizaremos después o se limita los casos en que explícitamente el "tener que" sobrepasa al "desear esto").
Entonces veamos, ¿yo deseo algo o tengo que hacerlo? Aquí muchos dirán "¡NO!, uno sólo tiene que hacer las cosas extremadamente necesarias (de caracter fisiológico u extremo), lo demás uno sólo lo desea." Y por ende el deseo es un sentimiento "inferior" a la obligación. Pero cuántas veces no hemos escuchado y visto actitudes como la siguiente "deseo esta noche se concrete mi proyecto X (X por falta de ideas y/o generalidad[digamos, creo que por falta de ideas más jajaja])" y dado el caso contrario el sujeto se sume en una depresión no digamos absoluta pero bastante grave. Y otras veces aquello que uno dice "tenía" que suceder o que "teníamos" que hacer parece no tener un peso significativo en nuestro ánimo y lo mismo sucederá a veces con el deseo. Entonces aparentemente no hay una diferencia entre desear y tener que. Y entonces yo me pregunto a mí mismo (y espero que tú lo hagas contigo) ¿entonces qué?¿deseo escribir este blog?¿o tengo que hacerlo? y si dijera que tengo que hacerlo, ¿entonces mis humildes deseos no son más que caprichos vanales? y si digo que lo deseo ¿entonces podría no hacerlo porque no es en extremo necesario? (pregúntate ¿podrías -porque sólo deseas hacerlo- no escribir o realizar tu arte?). En este punto la discusión podrá parecerse a aquellas discusiones bizantinas acerca del género de los ángeles y si tenían sexo o podían tenerlo. Quizás en este momento el lector ya dirá "esto no tiene sentido, de qué rayos me sirve saber la diferencia entre desear hacer algo y tener que hacer algo". ¡PUES LA IMPORTANCIA ES ABSOLUTA! (al menos para mí jeje). ¿Deseas escribir tu blog?¿deseas levantarte cada mañana?¿deseas conocer y experimentar nuevas cosas?¿o tienes que hacer todo lo antes mencionado? No me quiero ir a lo psíquico del asunto porque algunos quizás TENGAN que hacer cosas por un desfogue, una liberación mental, intelectual o psicosomática. Simplemente diré lo siguiente. Limitándonos al tener que no está ligado a las necesidades absolutas-extremas, todo lo demás son las pequeñas acciones que hacemos y completan nuestra vida de libre elección. Al final habrán quienes no le dan tanta importancia a sus deseos y otros que sí. Ahora la respuesta de este tema depende únicamente de ti. Lastimosamente sin tratar de caer en subjetivismos he dejado al lector que escoja entre un desear-tener equivalentes y un desear tener que hacer donde el deber pesa considerablemente más que el deseo. Al final eso es lo divertido o no? jajajaja. Ahora pregunto ¿sabes tú cuál es mi inclinación y que argumentos tengo para defenderla "a capa y espada"? Interesante si lo lograste descubrir, aunque para ser honesto (y de paso invitarte a continuar el diálogo-discusión) nunca lo sabrás con seguridad si no hablas conmigo jajajaja (y aún así -te puedo mentir- jeje)...
Pero bueno, estoy un poquito cansado y creo que ya expulsé suficiente de lo que ¿deseaba o tenía? (jajaja) que escupir al menos por ahora. Con respecto al análisis "completo" del acto-deseo-deber discutiremos -ojalá esta vez en dialogo- en otra entrega, en la que será quizás mi Third Entrance o como sea jajajaja, no sé cómo la llamaré jajaja.

PD1: Sé que a ratos me refiero a ti como "el lector" y otras veces trato al lector "de tú" (jajaja) pero ya qué, así me salió ¿te gustó o no querido lector? jajajajajaja.
PD2: Chuta, ahora sí perdonaránfff las faltas que ya me cansé de escribir, cuando revise otro día quizás edite si mi pereza no me domina.

lunes, 8 de septiembre de 2008

primera entrada

El título de esta primera entrada ya nos hace reflexionar sobre el carácter de las subsiguientes. Nos demuestra que a futuro las entradas serán tituladas sistemáticamente en orden numérico sin revelar acerca del contenido propio de la entrada. Además nos hace caer en cuenta sobre el afán y meticulosidad del autor en guardar un orden en su "espacio" aún cuando este por lo general está destinado justamente para ser más bien una muestra -la mayoría de veces- informal acerca de lo que el autor quiere-tiene que expresar {sobre ese TIENE mencionado atrás se podrá hablar quizás en una segunda entrada, porque la connotación que esa palabra posee en este escrito tiene un carácter sugestivo que nos pone a meditar lo siguiente: "¿los autores de las entradas quieren expresar lo que expresan?¿o tienen que hacerlo ya sea por liberación psicológica -no olvidemos a toda la generación de los decapitados como ejemplo-, presión social, imagen ante los cercanos o aires de grandeza y/o dominación mundial -entre muchas otras razones que podrían OBLIGAR a algunos a mantener blogs bien poblados de entradas-?... y de aquí viene una cuestión un tanto más profunda... lo que se quiere, ¿se tiene que hacer?; ¿cuáles serían las consecuencias de un mundo donde lo que se quiere se tiene que hacer -imaginemos que en ese mundo todos comparten la misma "dolencia" (por no saber cómo llamar a este "sídrome" extraño) en un caso hipotético; y en otro caso, supongamos que sólo TÚ sufres de ese "padecimiento"-?; y vayamos un poco más allá, ¿qué pasaría en un mundo donde lo que se quiere hacer, se tiene que hacer y además SE PUEDE hacer? y una vez más rebasando los límites de lo limitado, ¿cuál sería la respuesta (o mejor dicho cuáles serían las respuestas) a todas las posibles preguntas hipotécticas que pudiesen salir del tema relacionado al querer-tener que hacer?, como dije todo esto quizás en una segunda entrada}. Finalmente, de todo lo escrito anteriormente, y como quizás el lector ya habra podido deducir tanto de esta simple entrada, como de otras no digamos similares en contenido, pero parecidas en su esencia íntimamente relacionada con el desvarío, el hastío, el insomnio, la locura y otros "males", se nota que el hecho de que esta primera entrada lleve ese título -y en contradicción por lo explicado hace aproximadamente 36 palabras atrás, con las primeras líneas del texto- no se debe sino a un azar de destino, una suerte de iluminación tal vez o simplemente lo contrario, poca imaginación por parte del autor, y por ende y de seguro, las próximas entradas no guardarán dicha muestra de "orden y pulcritud" ni siquiera desde su título... ¿o quizás sí? jajajaja